Desde el estreno del álbum “La dulzura”, de Cultura Profética, he intercambiado impresiones con colegas y amigos sobre el giro sutil de la propuesta de la banda de reggae.
Algunos me han dicho que están encantados con el disco, porque muestra otra mirada de los músicos en torno al amor, que los aparta, aunque no del todo, de la crítica social que los ha caracterizado. Otros prefieren al grupo que denuncia los problemas actuales y los que seguimos arrastrando como parte de ser una colonia de Estados Unidos, entre otros asuntos..Yo estoy encantada con la diversidad que Willy Rodríguez, Eliut González, Boris Bilbraut, Omar Silva y Juan Carlos Sulsona le han inyectado a su oferta musical. ¿Por qué repetir si tienen otras temáticas de las que quieren hablar? Canciones como “Suelta los amarres”, “Ideas nuevas”, “Con truenos hay que hablar” y “Nadie se atreve” seguirán reflejando el sentir de la banda ante la falta de acción y las injusticias.
Su visión está en blanco y negro en las producciones “Canción de alerta”, “Ideas nuevas”, “Diario” y “M.O.T.A”., entonces, por qué no exponerse a nuevas vertientes musicales como el tango en el tema “Del tope al fondo” y más sutiles como “En la oscuridad”, contenidas en este último proyecto. “La dulzura”, además, se balancea con canciones de índole social como “Amante luz”, dedicada a Puerto Rico; y “Somos muchos”, una de las canciones que resonó durante las manifestaciones de la huelga de la Universidad de Puerto Rico como parte del reclamo de muchos y no de unos pocos, como quieren hacer creer los que ostentan el poder. Igualmente, incluyeron el tema “Verso terso”, que puede describirse como una “tiraera” a los que se hacen llamar artistas y “tienen que meterle más”, como expresan en el tema. Aunque esta canción formaba parte de sus presentaciones en vivo desde hace un tiempo, me pareció acertado que la conserven en una producción discográfica. Llama la atención el auge del tema “La complicidad”, que los posicionó en la lista de popularidad de la revista Billboard, algo inusual para la banda, pues nunca han sido parte del llamado “mainstream”. Con este disco, de repente, la banda boricua dejó de escucharse entre un grupo seguidor del género del reggae, para ser apreciada por un público distinto. Esto me recordó lo que sucedió con el último disco de Draco, “Amor vincit omnia”, con el que el artista llegó hasta un grupo que desconocía los inicios de su carrera, lo que quedó demostrado en su concierto con un tipo diferente de público y cuando hubo silencio en las canciones más rockeras de sus primeros discos. En ese espectáculo, Draco admitió que se estrenaba en el primer lugar de las listas de radio. ¿Qué me parece? Los músicos quieren compartir sus canciones con muchas personas y quién no quiere vivir de lo que más le gusta, así que ojalá que Cultura Profética amplíe su público con esta producción, aunque desde sus inicios la banda ya contaba con un sólido apoyo de un numeroso público.
Como dijo el bajista y cantante Willy Rodríguez, lo ideal hubiese sido que la gente se hubiese “enganchado” con producciones como “Diario” – con sus primeras canciones dulces, “De antes” y “Verso”– y “M.O.T.A”, pero les tocó ahora. El bajista y compositor reconoció en una entrevista que ha recibido críticas, pero que el disco mantiene su habitual sinceridad en las composiciones, y que eso es lo importante.Hay que ver qué sucede en el concierto del 9 de octubre en el anfiteatro Tito Puente en San Juan, que, a juzgar por los comentarios en la página oficial de Facebook de la agrupación, se está moviendo muy bien.
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